¡Un recuerdo cruel!

-Hola! soy yo, el genin más fuerte, Gruay Uzumaki-sama. Mientras voy de camino a salvar el culo de Kenji les contaré cómo fue la destrucción de mi aldea, así que sigan leyendo.

-Recuerdo que mi aldea fue destruída por la bestia con cola -cero-. Era una bestia muy diferente a las que mi madre me había mencionado en las historias que me contaba cuando estaba aburrido, ya que esta no tenía cola, sí, oíste bien, una bestia con cola sin cola, que loco ¿no?.

En fin, recuerdo que estaba de pesca en las afueras de la villa cuándo de repente escuché un estruendo, por lo que corrí lo más rápido posible directo hacia la aldea para ver lo que ocurría, al llegar al lugar lo único que logré ver fueron los cuerpos desgarrados de todos los habitantes de la aldea y una persona, ¿que digo? ¿persona? Era un verdadero Mounstro masticando algo. Estaba furioso, mi mente estaba nublada, lo único que me mantenía cuerdo era el encontrar viva a mi madre y escapar del lugar, lo cual no tuvo caso.

 La bestia estaba de espaldas, le pregunté que era o quien era y por que había destruido todo, él me respondió con lo siguiente:

Mounstro: ¿Eh? Así que quedaba alguien vivo, está bien, responderé a tus preguntas, mocoso. Mi nombre es -Cero- la bestia con cola -Cero- la razón de el por que destruí esta aldea es por sus molestos jutsus de sellado, pueden ser un problema en un futuro por lo que no puedo dejar a nadie vivir y eso te incluye, chico.

-En ese momento, el muy infeliz envío una ráfaga de aire que me estrelló contra una casa, pensé que este era mi fin, la bestia -cero- se acercaba hacia mi lentamente, me había roto una pierna y seis costillas del impacto, no podía moverme pero por alguna razón no sentía miedo o angustia, solo sentía un gran odio hacia este individuo, pensé que moriría pero de repente la bestia estaba siendo retenida por una cadena de chakra, era mi madre, estaba muy herida, gritó fuertemente *¡Gruay huye!* la bestia al verla -dijo- basura ¿sigues viva ?- se dirigió hacia ella y separó su cabeza de su cuerpo de una patada.

Al ver esta imagen, algo dentro de mi gritó con irá. Creo que era la lácrima, que supuestamente me habían implantado de bebé o era lo que yo creía. Esa lácrima es el poder de mi padre Etherias, el -diablo frío- que murió por amar a una mortal, mi madre Sasha Uzumaki. 
Desconozco la razón de por qué en la aldea no me lo dijeron, talvez fue para que no me sintiera diferente por ser un "Demonoide" Así se les llama a los individuos relacionados con demonios y yo era el hijo de uno bastante temible.

Parece que la lácrima reaccióno al ver a mi madre morir, por lo que mi cuerpo empezó a regenerarse, mis huesos rotos sanaron rápidamente, lo extraño fue que estaba consiente, pero mi cuerpo no era mío en ese momento, tenía alas, mis manos eran garras filosas y mis piernas eran cómo pezuñas de lobo o algo así, todo estaba echo de un hielo morado. Escuché una voz en mi mente que decía - "demonios el cuerpo de Gruay solo soporta el 20% de toda mi fuerza" bueno, será suficiente... tal vez  -no dijo más nada y rápidamente me avalancé hacia esa bestia.

Mi cuerpo luchó contra esta bestia a la par hasta que la bestia dijo entre carcajadas. -Eres especial, mocoso, te déjare vivir por ahora, nos veremos luego, hazte más fuerte porque la próxima vez no pienso contenerme- a lo que esté desapareció en un ciclón de aire. Perdí esa forma extraña y me desplomé inconsciente en el suelo. 

Al despertar, me encontré en una tienda de acampar a las afueras de la villa, estaba lleno de vendas y mi cuerpo ardía como mil demonios.
Al salir de la tienda, noté que todas las personas que habían sido masacradas por -Cero- estaban enterrados, y cerca se encontraba un hombre de rodillas rezando. Su cabello era azul celeste y portaba ropas negras.
Le pregunté quíen era y qué había pasado,  a lo cual me dijo: - vaya, alfin despertaste, pensé que habias muerto, han pasado tres dias desde que te encontré inconsente en este lugar, ven acompañame a rezar- accedí y me senté a su lado ya que este desprendia un aura bastante pacifica.

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